martes, 30 de septiembre de 2014

Cuando no sabes que te extraño...

Cuando se extraña, se extraña. Cuando se ama, se ama. Y a veces pasan las horas y esto incrementa: más amas, más extrañas. Y esperas cada segundo a que esa persona vuelva a estar delante de ti, vuelvas a sentir su respiración, vuelvas a jugar al cíclope en la cercanía de las miradas, vuelvas, vuelvas a sentir sus brazos abrazándote, sus manos acariciando tus cabellos. Vuelves a respirar tranquilo. Ya no hay preocupaciones, ya no hay mundo alrededor. Sólo tú y ella. Nadie más. Miradas que van y vienen. Pero cuando no estás... cuando no estás, simplemente no estás, pero no es tan simple. Simple es que no estuvieras y ya, pero no estás y faltas. Te das cuenta de que algo falta, algo está ausente, algo se encuentra apagado. Cuando no sabes que te extraño, realmente te estoy extrañando. Difícil de explicar, pero pasa. Somos animales de costumbres, como dicen por ahí. ¿Acostumbrado a ti? Quizá sea eso. Acostumbrado a verte, a sentirte cerca. No se trata sólo de una pasión física, es cuando te das cuenta que falta esa charla cara a cara, o simplemente ese momento para reír. Cuando no sabes que te extraño, estoy allí, detrás de tus ventanas, quizá también tienes presente eso y me extrañas. O quizá no lo hagas. Y gasto mi tinta, mis teclas, seco mi cabeza para buscar las palabras correctas que expresen todo lo que tengo que expresar. ¿Una canción, una frase, un poema robado? ¡No! ¿Para qué? Comenzar a buscar las palabras precisas para expresar todo lo que haya que expresar, decir todo lo que haya que decir... y aquí estoy, extrañándote cuando no sabes que te extraño.

No hay comentarios:

Publicar un comentario