domingo, 11 de enero de 2015

Endless Love?

Tardes de primavera. Las hojas vuelven a crecer, las flores vuelven a florecer. Prados vuelven a teñirse de un vivo verde. Los animales recorren las praderas alegremente entre margaritas, girasoles, rosas y toda una gama de coloridas flores.
Y ahí estoy yo, recibiendo esta hermosa época del año, quizá la estación que ama la mayoría de la gente (aunque yo prefiera mil veces los otoños). Pero estaba ahí, disfrutando de este colorido festín natural de crecimiento, de riquezas, de ver todas las cosas volver a la vida. Un espectáculo inmejorable, con el cual nos deleita la naturaleza.
Y esa mañana te esperaba, te esperaba a ti sentado a los pies de mi cama. Recordaba siempre esa promesa del hasta siempre, del nunca jamás acabará, de ese "endless love" que canta Lionel Richie junto a Diana Ross. Te esperaba.
Y como cada día que te esperaba, ahí estabas. Llegabas y recorríamos lugares, compartíamos esos lugares y les dábamos un significado propio. Les dábamos vida cuando pasábamos por ellos.
Pero ese día fue distinto, ese día no llegaste. Y te esperé. El trajín de la rutina finalmente logró moverme, pero en mi mente seguía el hecho de que te esperé y no llegaste. Había que moverse. Llenar las alacenas, preparar comida, pasear al perro, buscar alguna cosa extraviada por allí y esas cosas típicas que hacemos los seres humanos para pasar los días y hacer del ocio algo productivo. Mas a cada momento recordaba que te esperé y no llegaste.
Acabó el día sin tener noticias tuyas. ¿Qué te habrá pasado? Ayer parecías estar bien, pero mi natural masculinidad no me permitió verlo, no me permitió ser lo suficientemente sensible y empático como para verte tras esa sonrisa con un desaire, con un dolor por dentro. Sólo sé que no llegaste aquel día.
A la mañana siguiente, convenciéndome de que todo marchaba de maravillas y que hoy te esperaría y si llegarías, se me voló el tiempo en las rutinas matutinas. Y pasado el mediodía llegaste. Aunque no eras la misma, no eras la que yo había congelado en mi memoria dos tardes atrás, no eras a quien recordaba con tanto ímpetu y emoción. ¿Qué pasó? Algo dentro de nosotros se rompió que ya no había manera de arreglar. Algo salió mal, provocando que ya no nos queramos ver más. Algo pasó que hizo que no me quisieras volver a esperar. Lo único que escuché de ti aquella tarde, cuando me despedí de ti fue: "The 'endless love' really has an end". Y esa fue la última tarde que te vi. Desde entonces, cada mediodía miro de reojo la puerta para ver si realmente aún sigues creyendo semejante tontería, porque aquí sigo yo, amándote.